miércoles, 3 de julio de 2013

Si somos muchos valemos poco




Como la humanidad está súper poblada todos valemos menos que si fuéramos pocos e imprescindibles para conservar la especie.

Para las personas jóvenes y sanas la vida es más llevadera que para los niños o ancianos con dificultades de salud.

Cuando dormir una hora alcanza para recobrar una jornada de seis o siete horas, la vida parece más fácil que en aquellos casos en los que los adultos se levantan cansados, achacosos, indolentes.

La salud, la energía, la resistencia a la fatiga, la creatividad, la resiliencia (1), la rápida eliminación del cansancio, funcionan como riquezas, abundancia, exuberancia.

Una sociedad opulenta, con recursos materiales y anímicos abundantes lleva una existencia más liviana, fácil, aunque no me animaría a decir que más feliz.

Si los ciudadanos pueden aportar impuestos como para que ningún minusválido (enfermos, indigentes o encarcelados) tenga una vida indecorosa, el pueblo entero parecería disponer de buenas condiciones para padecer pocos sufrimientos.

En suma: los períodos de auge suelen ser propicios para que todos tengan una vida más acorde a las necesidades y deseos personales.

Pero esto no ocurre solamente con los recursos materiales: también ocurre con los recursos humanos.

Cuando la población es escasa, con bajas tasas de crecimiento demográfico, donde se visualice algún peligro de extinción, todos los pobladores estarán estresados, pendientes de que descienda la tasa de mortalidad infantil, que los jóvenes se unan para tener muchos hijos, para que los problemas de fertilidad adquieran una dimensión especialmente dramática.

Por el contrario, cuando una población se siente tranquila con la cantidad de ejemplares que la componen, todos pierden interés por la fertilidad, la reproducción y por los abortos.

Asimismo la homosexualidad es tolerada y hasta favorecida con simpatía.

La consecuencia lamentable es que todos valemos bastante menos que si fuéramos escasos e imprescindibles para conservar la especie.

 
(Este es el Artículo Nº 1.929)

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