viernes, 27 de septiembre de 2013

La ansiedad y el negocio bancario




Las empresas financieras viven de los compradores compulsivos, de los ansiosos, de los impacientes que no soportan esperar.

Les contaré una situación puramente imaginada por mí, para comentarles una idea más, que podría explicar por qué alguien tiene menos dinero del que necesita para vivir dignamente.

Esta ficción tiene como fenómeno central el que algunas personas padecen pobreza patológica por causa de una confabulación secreta entre los banqueros de una ciudad.

Estos banqueros se reúnen todos los lunes en el subsuelo de una guardería para niños, porque nadie sospecharía de unos respetables señores que traen a sus hijos al jardín de infantes, que funciona como fachada de la siniestra reunión.

Luego de varios encuentros, descubrieron una forma de aumentar sus ganancias, tan disimuladamente como ellos prefieren.

La decisión secreta consistió en crear una línea de crédito para financiar cualquier tipo de publicidad que provoque en los ciudadanos un descenso en la tolerancia a la frustración.

Por ejemplo, si un comerciante solicita un crédito para financiar una campaña radial que estimule a los oyentes para no postergar las satisfacciones, se le concederá el dinero que necesite, a tasas bajísimas, sin comisiones y a plazos muy generosos.

Por ejemplo, si una agencia de viajes quiere promocionar maravillosos cruceros por el Mar Mediterráneo, financiados en cómodas cuotas, recibirán un préstamo blando (de bajo costo), a muy largo plazo, para, de esa manera, colaborar con la financiación que esas agencias de viajes les ofrecen a sus clientes.

¿Por qué este estímulo al placer inmediato beneficia el negocio bancario?

Para el sistema financiero es ventajoso que otros, no ellos, exciten la ansiedad de la gente, porque la mayoría de los préstamos se gestionan porque mucha gente no soporta esperar a juntar el dinero para después gastarlo.

Las empresas financieras viven de la ansiedad ajena.

(Este es el Artículo Nº 2.015)

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