miércoles, 27 de noviembre de 2013

La propina y su explicación psicológica


La propina reproduce la escena en la cual una madre-cliente le promete algún premio-propina a su hijo-mesero, para que este sea obediente.

Por propina entendemos “Dinero que se da voluntariamente aparte del precio convenido por algún servicio”.

Es un concepto que todos conocemos bastante bien. Solo una minoría de nosotros ha recibido propinas y sabe qué se siente cuando eso ocurre.

Si trabajamos en un restorán y nuestro trabajo consiste en llevar de la cocina a la mesa del cliente lo que este solicita, seguramente cobramos un sueldo pagado por el dueño de la empresa.

Aunque se acostumbra dar propina a los conductores de taxis, a los maleteros de los aeropuertos, a los botones de los hoteles y a otros servicios, el mesero de una casa de comidas es el trabajador ideal para lo que intentaré comentarles.

En el rubro gastronómico, ese pago voluntario que hace el cliente está tan fuertemente instituido que en la negociación salarial el empleador y el empleado lo toman en cuenta para que la remuneración total esté dentro de ciertos valores razonables para cada mercado laboral.

La cantidad de dinero que deja el cliente está en función de sus hábitos en esa materia pero, fundamentalmente, de su real disponibilidad de dinero.

Ese dinero que el cliente paga voluntariamente tiene, como contrapartida beneficiosa para él, que el mesero se esfuerce por realizar su mejor desempeño para estimular una propina más generosa.

Este ejemplo es el ideal porque ningún otro imita mejor el origen psicológico del fenómeno. Me estoy refiriendo a lo que hace una madre con su hijo para que este tenga buena conducta.

La propina reproduce la escena en la cual una madre-cliente le promete algún premio-propina a su hijo-mesero, para que este se porte bien, para que no la contraríe, para que sea obediente.


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