sábado, 23 de noviembre de 2013

Sobre la envidia y la culpa


A mayor riqueza, menos envidia y más culpa; a mayor pobreza, más envidia e inocencia.

Pensemos en toda la humanidad y organicémosla según su riqueza material.
Ubicaremos a los pocos ricos en la parte superior y a los muchos pobres en la parte inferior.

No es que los ricos sean superiores a los pobres sino que este diseño nos provoca un triángulo, en cuyo vértice está el ser humano más rico del mundo y en la base están los millones de pobres.

Para que no irrite nuestra lógica, esta forma triangular molesta menos si la ponemos con la base hacia abajo y el vértice hacia arriba, porque si la invirtiéramos comenzaríamos a perder tiempo en pensar cómo es que un triángulo, o una pirámide, no pierden el equilibrio si se apoya en una base tan pequeña como es el vértice.

Por lo tanto, esta figura geométrica tiene la base abajo para no distraernos con pensamientos que no vienen al caso. De ninguna manera esa pirámide está afirmando que los pobres son inferiores a los ricos. Lo que sí está reafirmando es algo que todos conocemos: los ricos son muchos menos que los pobres.

Si usted logró imaginar ese triángulo, entonces le propongo pensar en cómo se sienten las personas que viven en los diferentes niveles y qué sienten de los que están arriba suyo y de los que están abajo.

Podríamos pensar que el que está en la punta más alta no padece envidia porque no tiene arriba de él a nadie a quien envidiar y también podríamos pensar que el que está en la parte inferior padece la máxima envidia porque casi todos están mejor que él.

A su vez: el superior puede sentirse más culpable que nadie y el que está en la base más inocente que nadie.

(Este es el Artículo Nº 2.072)


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