jueves, 19 de diciembre de 2013

El sistema educativo configura a los futuros trabajadores


El sistema educativo de cada país determina, en los estudiantes, a qué estímulos responderán cuando se conviertan en trabajadores.

Si escuchamos lo que hablan quienes buscan trabajo tendremos la impresión de que los empleadores son malas personas, explotadores, esclavistas, abusadores, avaros, desmesuradamente exigentes, y adjetivaciones similares.

Si escuchamos lo que hablan quienes buscan trabajadores, tendremos la impresión de que estos son malas personas, holgazanes, pretensiosos,  que quieren cobran mucho y no hacer nada, que viven faltando sin aviso, que los viernes se emborrachan de tal manera que ni siquiera el lunes se presentan sobrios, que rehúsan capacitarse, que están alentados por los gremialistas para descender la productividad, y adjetivaciones similares.

Correspondería abstenernos de tomar posición porque, desde sus respectivos puntos de vista, los dos tienen razón, así como también están equivocados. Lo que sí es cierto es que ambos tienen intereses diferentes, pero carecen de suficiente curiosidad para averiguar si la otra parte tiene o no algo de razón.

Podría decirse que los centros de estudio son el preámbulo adecuado para un determinado futuro laboral.

Quienes estudian donde el régimen predominante es el de premios y castigos, quedarán mentalmente prontos para desempeñarse en lugares de trabajo donde, el régimen predominante, también sea el de premios y castigos.

Por el contrario, quienes estudian donde predominan los estímulos, y los castigos son una rarísima excepción, quedarán mentalmente prontos para desempeñarse en lugares de trabajo donde el régimen predominante también sea el de estimular, alentar, desafiar, ayudar, colaborar.

En otras palabras: el sistema educativo determina ante qué tipos de estímulos el futuro trabajador tendrá una respuesta satisfactoria.

Los ciudadanos suelen no darse cuenta cómo son tratados pues, generación tras generación, han recibido las mismas técnicas pedagógicas y suponen que esas son las únicas disponibles. Por eso el régimen estudiantil-laboral tenderá a perpetuarse.

(Este es el Artículo Nº 2.098)


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