martes, 3 de diciembre de 2013

La desvinculación con el dinero


Desde la Revolución Industrial, los asalariados desvinculados del producto final del trabajo, malgastan el dinero porque pierden noción de su valor.

En otro artículo (1) les comentaba que podemos caer en la pobreza por no saber administrar nuestro dinero.

Un eficiente motivo para no saber administrarlo es no saber qué son esos papelitos tan bien dibujados (los billetes).  Si apenas conocemos su equivalencia práctica (un papelito azul es igual a tres litros de leche vacuna, por ejemplo), difícilmente podremos hacer un manejo más sofisticado.

En el artículo mencionado les comentaba cómo en los casinos obligan a los apostadores a canjear su dinero por fichas, logrando de ese modo que los jugadores pierdan, lo más rápidamente posible, la noción del patrimonio que ponen en riesgo de ser perdido (¡y ganado por el casino, por supuesto!).

Algo similar ocurre cuando visitamos otro país.

No podríamos asegurar que el presidente se comporta como el dueño de un casino favoreciendo la confusión de los visitantes. Sin embargo ocurre algo similar cuando el turista, para poder transitar por el país que visita, debe canjear la moneda que traía (muy conocida para él) por la moneda local (que desconoce).

Los turistas suelen gastar más de lo que pensaban, entre otros motivos, porque no calculan acertadamente cuánto significa en su economía esa moneda extranjera que desconocen.

Algo similar aconteció con la Revolución Industrial, ocurrida en el siglo 19 en Iglaterra, que puso fin al feudalismo.

Las máquinas que remplazaron la manufactura (manu-factura = hecho con las manos) provocaron, entre otros fenómenos, que los obreros perdieran contacto con lo que fabricaban. Dejaron de entender que el dinero que ganaban correspondía al mueble, al tejido o al utensilio que habían construido.

Los asalariados, al desvincularse del producto final del trabajo, malgastan el dinero porque pierden noción de su valor.


(Este es el Artículo Nº 2.082)


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