domingo, 2 de febrero de 2014

La incomunicación y una isla desierta

Si queremos ganarnos el sustento negociando con los demás, deberemos evaluar que si no podemos comunicarnos nuestra situación equivale a estar en una isla desierta.

Aunque sea cierto que «Las apariencias engañan», tenemos que reconocer que a veces «El que calla otorga».

Puesto que «No todo lo que reluce es oro», entendemos que a veces alguien se calla sin estar de acuerdo. Por lo tanto, no siempre que alguien se queda mudo debemos interpretar que está de acuerdo con lo último que se dijo.

Sin embargo, como «La excepción confirma la regla», no faltan los pícaros que generan una situación de mudez para que las apariencias engañen, esto es, para que el mudo parezca estar aprobando lo que se dijo.

Impedir que el comprador hable es una técnica frecuente, tanto en los malos vendedores como en los vendedores comunes de malos compradores. Los buenos compradores son aquellos que no se marean con la verborragia del vendedor dispuesto a enmudecerlos.

Los malos vendedores son aquellos que solo quieren vender, sin importarles la conformidad del comprador. Olvidan que un comercio sobrevive si cuida a sus clientes evitando que malgasten su dinero.

Los vendedores que hablan-y-hablan para que el comprador no piense, para que no evalúe lo que intenta comprar, para que quede hipnotizado a merced del vendedor-depredador, se organizan con una estrategia de corto plazo. No comprenden que una persona desconforme destinará parte de su energía a desprestigiarlos.

La táctica de no dejar hablar al interlocutor para quedarse con la última palabra no solo es usada en las negociaciones comerciales. Fuera de ellas, muchas personas tratan de evitar que los demás se expresen: ocurre entre amigos, entre compañeros de trabajo, entre profesores y alumnos, entre votantes y candidatos, entre cónyuges.

La otra variante de este fenómeno de incomunicación ocurre cuando quien habla no es escuchado. En los hechos es como si no pudiera expresarse porque sus ideas no llegan a quien van dirigidas.

Obsérvese que si nuestra forma de ganarnos la vida depende de la comunicación con los demás, cuando esta comunicación no ocurre, tendremos que ganarnos la vida como si estuviéramos en una isla desierta (pesca, caza, agricultura, recolección).

(Este es el Artículo Nº 2.112)


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