miércoles, 2 de abril de 2014

La izquierda hunde a los pobres


Cuando tenemos un gobierno de izquierda, los ricos viven en un ambiente estimulante y los pobres en un ambiente desestimulante. Por lo tanto, lo que está ocurriendo (el aumento de la desigualdad entre pobres y ricos), es claramente normal, esperable, inevitable.

Como usted puede deducir por la cantidad de artículos que ya publiqué con referencia a este tema (1), es algo que me preocupa, me ocupa, me apasiona, me estimula, me enfurece, me pone los pelos de punta.

El motivo de tanto interés podría resumirse diciendo que: la pobreza se desarrolla en territorios muy ricos, mientras que, en territorios muy pobres aumentan las posibilidades de que la población sea trabajadora, industriosa, creativa, unida, solidaria, disciplinada, amante del dinero, del confort, ahorrativa, previsora.

Desde hace unos cuantos años la ideología de izquierda viene ganando poder al punto de estar gobernando democráticamente en muchos países que, tradicionalmente, eran gobernados por gobiernos de derecha. Hasta los Estados Unidos tienen ahora un presidente, (Barack Obama, del partido Demócrata), que podría catalogarse como el más izquierdista en la historia de ese país.

Paralelamente, los organismos internacionales dedicados a observar la pobreza económica de los pueblos, vienen constatando que cada vez hay más pobres, que esa mayor cantidad de pobres son cada vez más pobres y que los ricos son cada vez más ricos.

Esto podría explicarse, en concordancia con las tesis ya planteadas en los artículos publicados con anterioridad (1), que un gobierno de izquierda convierte el escenario de los ricos en un contexto estimulante (agresivo, depredador, opositor, perjudicial desde el punto de vista de la política tributaria) y, simultáneamente, en un contexto desestimulante, (prebendas, ayudas, asistencialismo, alivio fiscal, exoneraciones, favoritismo), para los pobres.

Cuando tenemos un gobierno de izquierda, los ricos viven en un ambiente estimulante y los pobres en un ambiente desestimulante. Por lo tanto, el aumento de la desigualdad entre pobres y ricos que estamos comprobando es claramente normal, esperable, inevitable.








(Este es el Artículo Nº 2.166)


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