miércoles, 16 de abril de 2014

Venderse, sí o no



 
Las técnicas de comercialización de mercaderías podríamos aprovecharlas para conseguir empleo, pero antes deberíamos reconocer que el acto de vendernos no equivale, como a veces creemos en nuestra cultura, a dejarnos sobornar, a prostituirnos o a esclavizarnos.

En el video les comento que un primer buen paso para buscar dónde ganarnos el dinero necesario consiste en aceptar ciertas ideas:

— Somos personas capaces de solucionarle problemas a los demás.

— Debemos pensar que esas personas tienen parte del dinero que necesitamos;

— Debemos pensar que para esas personas, bajo ciertas circunstancias, prefieren conseguir nuestra ayuda a quedarse con esos papeles valiosos (dinero);

— Debemos admitir que existe una cantidad de ese dinero que razonablemente puede pasar a nuestro bolsillo si hacemos ciertas tareas que, para quien tiene ese dinero, son más importantes que seguir teniéndolo, es decir: es significativo saber que el comprador de nuestras mercaderías o servicios está dispuesto a ceder parte del dinero que tienen a cambio de algo que podemos darle, que nunca podrá valer menos de lo que habremos de cobrar. Esta condición es fundamental: no podremos cobrar de más.

Los obstáculos a los que me refiero en el video aparecen porque en nuestra cultura hispano-parlante podemos entender que venderse es aceptar un soborno, o actuar como una prostituta o dejarnos adquirir como si fuéramos esclavos.

Pues bien, si aceptamos que no somos corruptos, ni prostitutas ni esclavos, pero que de todos modos nos conviene vender nuestras artesanías, nuestro servicio, entonces podremos aplicar todas las técnicas de comercialización que se utilizan para vender objetos o servicios. Si no podemos vendernos activamente, nuestro crecimiento laboral será lento porque pasará mucho tiempo antes de que los demás sepan de nuestra existencia y de nuestras buenas ofertas.

En este artículo agrego algo más. Hemos oído el refrán que dice «Del dicho al hecho hay un gran trecho».

Pues bien, cuando estudiemos las técnicas de comercialización de nuestra capacidad laboral, recordemos que los libros están escritos con palabras y que es muy fácil suponer que leerlas equivale a actuarlas. Si leo «Necesitamos publicitar nuestro nombre como si fuera una marca», mi cerebro pensará que la propia lectura es el acto en sí, sin embargo, la sabiduría popular creo el refrán que dice «Del dicho al hecho, hay un gran trecho», precisamente porque somos capaces de creer que leer, decir o hacer son exactamente lo mismo.

(Este es el Artículo Nº 2.180)

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